Hay un amor bonito que no todos se atreven a vivir, y que, de repente, te atraviesa el alma sin que te des cuenta. Es ese amor profundo que desafía las normas y nos hace preguntarnos quiénes somos y si todo esto es real.
Es el amor que nace desde lo más hondo, que inspira a crear y que ilumina nuestras tardes con sonrisas sinceras. Es el amor que nos impulsa a mover montañas, a tender puentes, a sentirnos libres y seguros, acercándonos más a nuestra esencia. Ese es el amor verdadero. Y el amor real, siempre está bien.
No hay fórmulas ni caminos predefinidos para encontrarlo. Ni antes exististe, ni después existirás de la misma manera: eres el creador de tu propia receta y tu propio camino. Cuando sientes ese amor, ahí mismo, es donde debes estar.
La fuerza más poderosa del universo es el amor, y somos parte de ella. En esta vida, no te vayas sin darte el permiso de abrigarte y acobijarte por esta fuerza que rompe estigmas y paradigmas. El amor traspasa fronteras, desafía convencionalismos, rompe barreras de género, desafía linajes y desmantela estructuras sociopolíticas.
Deja que el amor fluya por tu piel, experimentándolo con la curiosidad y serenidad de verlo todo por primera vez. El amor simplemente es. No hay más que cuestionar. No necesitamos etiquetas ni categorías que nos limiten, confundan o achiquen.
El amor es amor.
Que en esta vida no te vayas sin el privilegio de sentirlo, vivirlo y expresarlo a tu propia manera.
Déjanos verte amar y ser amado



















